¿Y si al perder peso pierdes felicidad?
- Camila
- 16 oct 2017
- 4 Min. de lectura

Siempre tratas de ocultar una parte de ti, pero la tristeza es inevitable
Yo era una chica feliz con el amor de su familia, satisfecha de sus logros académicos, con ilusiones, buen humor y paz interior. Cuando comencé a crecer, como nos pasa a todos los seres humanos, mi cuerpo empezó a cambiar. Comenzó a tener más curvas femeninas y fue un “shock” para mí que siempre había sido bastante delgada.
Poco a poco comencé a preocuparme por ese cambio corporal, ese aumento de peso que no era más que el inicio de una nueva etapa en mi vida. Decidí que quería seguir siendo delgada, no solo porque siempre lo había sido sino porque los medios de comunicación a diario nos atacan, especialmente a las mujeres, con que un cuerpo ideal es delgado. Comencé a buscar dietas como muchas de las personas en el mundo y sin darme cuenta disminuí mis porciones, inicié restringiendo los snacks hasta llegar a restringir los tiempos de comida principales. Dejé de disfrutar mis comidas favoritas, comencé a ejercitarme de forma excesiva, a tener mucho frío las 24 horas aunque el día fuera caluroso y llegué a ingerir algunos días únicamente 150 calorías. Me sentía agotada, enojada, ansiosa, triste, diferente, frustrada, culpable, confundida, estresada, atrapada y sola. Pero cada vez que la ropa me quedaba más floja, que las personas me decían que estaba linda o tenía “fuerza de voluntad” para restringir, me sentía “feliz y orgullosa de mí”. Lastimosamente era una felicidad y satisfacción momentánea.
A este punto muchos de ustedes ya sabrán con que enfermada fui diagnosticada a mis 16 años. Para dejarlo claro, fui diagnosticada con anorexia nerviosa y no me avergüenzo de escribirlo porque es una enfermedad que puede afectar a cualquier persona, en cualquier momento de su vida, sin importa si es mujer u hombre. Ser diagnosticada/o con anorexia no es únicamente estar en un infra peso. Es sentirte culpable por comer, tenerle miedo a alimentos específicos, buscar a toda costa quemar calorías para adelgazar, no te sentirte o verte lo suficientemente delgada, inteligente, capaz o bella, entre otros.

Aunque tu cuerpo te grite que necesita alimentos, tus ojos no ven tu estado actual
Tener anorexia no es algo que la persona elija, no es para llamar la atención o ser estúpido como muchos creen. Es una enfermedad que te consume sin darte cuenta, que te hace sentir que tienes el control sobre los que comes, sobre tu vida, cuando en realidad actúas siendo controlada por la anorexia.
El proceso de recuperación es un proceso muy difícil. Es un proceso en el cual tratas de vencer miedos, estereotipos, dejar de compararte con los demás o con tu yo pasado, aceptar que tu peso no es el adecuado para tu salud y la delgadez extrema no es linda. Consiste en luchar contra tu propia mente todos los días, en aprender a amarte después de mucho tiempo de no hacerlo, en intentar de ignorar los ideales de belleza que ofrecen los medios de comunicación. También se tiende a esconder muchos sentimientos o ideas para no ser juzgada porque los pensamientos de la anorexia muchas veces son como “Si como ese pastel engordaré” “Estoy gorda” “Soy tonta, no merezco nada” “¿Será que cómo eso o no?”. Y un sinfín de pensamientos que para una persona sin la enfermedad parecen irracionales, ya que para comer no se angustian, no pelean con su mente, no saben que es tenerle miedo a alimentos específicos y no se critican constantemente.

Miedo a ser juzgada por expresar tus ideas o sentimientos
La anorexia trajo a mi vida muchas más enfermedades mentales, como la dismorfia corporal, la depresión y los ataques de ansiedad que muchas veces cuesta diagnosticar porque crees que llorar de la nada, ver lo malo de ti y otros hábitos autodestructivos son normales. Tratar de expresar lo que sientes es todavía más difícil, porque son muchos sentimientos los que se experimentan al mismo tiempo, tantos pensamientos dando vueltas en tu mente que llegas a confundirte y no eres capaz de decir cómo estas cuando te lo preguntan.
Perdí libras durante la anorexia, pero no fue solo eso. Perdí la sonrisa, la tranquilidad en mi mente, salidas con seres queridos por restringir comida, el buen humor, el amor propio, salud, energía, equilibrio hormonal y mi “muchosidad”.
En el proceso de recuperación por el cual estoy pasando no únicamente estoy ganado peso. Estoy reconciliándome con la comida, ganando esperanza, aprendiendo a vivir de verdad, obteniendo felicidad, amor propio y más. Es difícil acabar con esos pensamientos negativos porque la mente se acostumbró tanto, que amarte parece algo ilógico y subir de peso algo innecesario. Hay días buenos y malos, pero al despertar se tiene una nueva oportunidad para continuar ganando vida y demostrar que soy más fuerte que la anorexia.

Una parte de ti quiere recuperarse, pero otra parte insiste en continuar restringiendo
Si conoces alguien o tú misma crees tener algún trastorno alimenticio dilo a quien más quieras, busca ayuda de profesionales o en internet. Envíame un correo si quieres, pero por favor no continúes con esos hábitos que comienzan con quitarte libras y llegan a quitarte la vida. Recuerden que para tener un desorden alimenticio como la anorexia, bulimia, ortorexia y otros no es necesario tener un aspecto calavérico, porque el problema está en la mente que no te deja disfrutar de lo hermoso de la vida.
Les dejo links de algunas páginas que me han ayudado mucho. Me hacen ver que no soy la única persona que tiene ese tipo de pensamientos o miedos y es normal sentirse a veces mal y a veces bien.
Comments